Tras salir de la recesión más profunda en tiempos de paz, la economía mundial inició una fase de reactivación, con altas tasas de crecimiento interanual del GDP, del consumo, la producción, el comercio de mercancías y de los beneficios empresariales. Ahora el mundo afronta la siempre complicada fase de reentrada a una nueva normalidad que suele traer consigo turbulencias y dudas sobre cómo será el aterrizaje.
Los efectos del estímulo relacionado con la pandemia podrían desvanecerse: hay que tener en cuenta que esta recuperación ha sido alimentada por una ayuda anormalmente grande de los bancos centrales principalmente europeos y la FED (Quantitative Easing) y de los gobiernos (apoyo al desempleo, ayudas a las familias, inversión en infraestructuras). Este impulso económico fue de carácter puntual.
¿Boom de la inversión? Los analistas esperan que se mantenga el aumento de la inversión gubernamental y empresarial. Los cambios estructurales en la demanda y el consumo tras la crisis y los bajos tipos de interés de la financiación de la deuda, son vientos a favor de la inversión empresarial.
Existen algunas incertidumbres que preocupan a los mercados financieros para el Q4: la inflación y el riesgo de subida de los tipos de interés, los problemas de la cadena de suministro global, el posible "default" de empresas inmobiliarias chinas, el coste de la energía, entre otros.
Entidades financieras como UBS prevén un aterrizaje suave, con dinámicas positivas en la economía, las empresas y los mercados financieros, gracias a la recuperación del empleo y del consumo, al gasto de parte del inmenso ahorro acumulado en los últimos trimestres, al aumento de la producción industrial conforme se alivia la carestía de algunos suministros críticos y a los programas de inversión en la UE y Estados Unidos.
Las acciones mundiales todavía tienen un potencial atractivo y se espera que una nueva rotación impulsará a los sectores y mercados cíclicos, las tecnologías verdes y sanitarias, y las empresas volcadas en la Sostenibilidad.
Continua una reorientación hacia la atención sanitaria y la tecnología médica, la atención sanitaria se beneficia hoy de un resurgimiento de la inversión, además de las tecnologías revolucionarias emergentes. El reto es aumentar los años de vida saludable controlando la espiral de costes.
El crecimiento del GDP ofrece una oportunidad de inversión en todas las compañías asociadas a las materias primas y la energía.
Desde el punto de vista de la inversión inmobiliaria la pandemia ha sido la tormenta perfecta. La amplia liquidez por unos estímulos fiscales y monetarios nunca vistos antes que han sido capaces de mantener en pie la economía global, el ingente ahorro acumulado por las familias desde el comienzo de la pandemia, los bajos tipos de interés que favorecen el endeudamiento y las expectativas de una sólida recuperación en la economía están contribuyendo a calentar los motores de algunos mercados inmobiliarios. Sin olvidar la escasez de oferta, debido a que la construcción de casas en todo el mundo está anémica —por la falta de mano de obra y de materiales y el alza de los costes de construcción—. Este escenario es una oportunidad a corto plazo y un riesgo a largo plazo.
Nueva Zelanda, Canadá y Suecia son los mercados inmobiliarios con un mayor riesgo de burbuja, según los indicadores de Bloomberg, en cuyo análisis dice haber detectado signos de alarma de una intensidad no vista desde los inicios de la crisis financiera de 2008. Noruega, Reino Unido, Dinamarca y Estados Unidos también lanzan señales preocupantes. Les siguen Bélgica, Austria, Francia… Esta es la situación en algunos de los principales mercados inmobiliarios que deben tener en cuentaclos inversores para planificar la gestión de estos activos.
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